El operador político, consultor y expresidente de la campaña presidencial de Donald Trump, Paul Manafort, hoy fue sentenciado a 47 meses de prisión -poco menos de 4 años- por fraude y evasión fiscal. Se trata de la sentencia más severa que ha resultado de las investigaciones de Robert S. Mueller III, investigador especial del Russiagate.

Manafort pudo recibir una sentencia de hasta 25 años tras las rejas. De hecho, la oficina de Mueller desde hace meses informó que el consultor político no había brindado ninguna asistencia significativa a sus investigaciones y recomendó una pena severa para Manafort, muy por encima de los menos de cuatro años que terminó recibiendo.

Si bien sus problemas empezaron con la investigación Mueller, el exoperador del presidente no fue procesado por crímenes relacionados directamente con la campaña, sino por sus oscuros nexos con el gobierno ucraniano y uno de sus expresidentes. Se cree que Manafort lavó millones de dólares durante su trabajo como consultor.

Manafort saltó a la prominencia política cuando, en los años 80, fundó junto al también indiciado Roger Stone una consultoría política que conectó a la administración de Ronald Reagan con dictadores y líderes sangrientos como Ferdinand Marcos de Filipinas, Mohamed Slad Barre de Somalia, y Mobutu Sese Seko de Zaire. Manafort, Stone y sus socios ganaron millones de dólares con el paso de los años.

Hoy el excolaborador de Donald Trump fue sentenciado por ocho crímenes: cinco por fraude fiscal, ocurrido entre 2010 y 2014; ocultar fondos de las autoridades federales en bancos extranjeros; y fraude cometido en contra de dos bancos por préstamos por más de $4 millones de dólares. Quedaron en el aire otros 10 cargos por fraude bancario que al final la fiscalía tuvo que abandonar.